Por aquella época yo era un niño de unos 10 años, que vivia en casa de sus padres, que es cuando más o menos uno empieza a tomar conciencia de todo aquello que lo redea, de sus actos y de la muerte...
Aquel día no esperaba otra cosa que tomar Tempura para cenar, como todos los jueves en casa. Pero cuando entró mi padre en casa con el rostro desencajado y la cara más pálida de lo normal, todo cubierto de una tinta roja de color escarlata que le recubría gran parte de sus ropajes y caía al suelo suavemente.
-padre, ¿que te ha ocurrido como te has manchado? Pregunté a la vez que mi madre entraba en escena con un gran kimono adornado con temas dorados y un gran tocado. Al verlo mi madre se quedó rígida, postura que era normal en ella.
-Gaki, cariño, otra vez de caza. Ya sabes que no debes entrar así en casa, asustarás a tu hijo.
-Lo sé Hanakosan, pero esta vez, me superaba.
-Kuchisakeonna dureme, acuesta tambien a Askep. -respondió mi madre.
-Madre, quiero quedarme a jugar un rato más con mi action-man ninja.-replico
-Ahora tu deber de hermano mayor te obliga a dar ejemplo y acostarte.-reponde mi madre.-Y tu padre yo tenemos que ir a hablar con Enma-ho sobre tu futuro, ya que parece que no has mostrado ningun poder.
-Madre iré a dormir, pero, ¿porqué cuando padre sale teneis que ir a visitar a Enma-ho?
Mi padre se hacerca a mi y me dice al oido:
-A Enma-ho le devemos mucho, hijo, mis salidas son para cazar y agracerle a Enma su mandato y lo bueno que es con nosotros. Algun día lo entederás y lo verás como un privilegio o como una maldición...
-Buenas noches padre, buenas noches madre.
-Askep no hagas ruido tu hermana duerme. -Respondió mi madre antes de desaparecer por la puerta con una sonrisa y un gesto perturbador...
Una vez en mi cama empezé a notar como pesaban las articulaciones, cada fibra de mi cuerpo se apagaba lentamente, mis párpados caian...
CONTINUARÁ